ECOSISTEMAS: Un ecosistema se caracteriza por la continua circulación de materia y energía, necesarias para el crecimiento, reproducción y desarrollo de los organismos que lo conforman.
La base de la cadena trófica en el mar se sustenta en la abundancia de plancton y pequeños invertebrados que sirven de alimento a aves como charranes, peces como el bacalao y mamíferos marinos como las ballenas de Groenlandia. En tierra son los líquenes y la escasa vegetación ártica los que proveen de alimento a lemmings, caribúes, bueyes almizcleros, etc.
Tanto en tierra como en mar se encuentran los predadores intermedios, como ballenas jorobadas, focas de bandas, morsas, etc., algunos de los cuales, junto a peces, herbívoros y planctófagos forman parte, a su vez, de la dieta de osos polares, lobos, zorros árticos, etc. El zooplancton a su vez se alimenta de las más de 200 especies de pequeñas algas que viven entre los hielos o bajo estos y las cuales se ven nutridas por la llegada de nutrientes traídos por las corrientes cálidas.
Mientras el oso polar se alimenta entre los hielos y zonas costeras, el oso pardo utiliza los bosques de coníferas y arroyos árticos para procurarse el sustento. A él se unen los zorros árticos que se alimentan de los huevos y aves que se concentran en la tundra y litoral, mientras el lobo depende de los numerosos lemmings, unos pequeños roedores árticos, y rebaños de caribúes, los animales más numerosos del ecosistema ártico.
La Antártida: el eslabón inferior de la cadena trófica está constituido por diatomeas (uno de los elementos del fitoplancton), que deparan el alimento del crustáceo del género Euphasia o krill, muy parecido a un camarón, de unos 3 a 5 cm. de longitud y muy abundante en las aguas subantárticas, que constituye el alimento directo de las ballenas en prácticamente todas sus especies y de algunas especies de focas, así como de las aves aladas, de los pingüinos, y de casi la totalidad de los peces, además de los cefalópodos, entre los cuales sobresale el calamar.Las plantas que crecen en la Antártida presentan una adaptación al medio tras un largo periodo de tiempo. Las especies antárticas se limitan a algunas plantas con flores, líquenes, hongos, musgos y algas. De todas ellas, los líquenes son el grupo que mejor se ha adaptado al rigor de la climatología en esas latitudes.
Cuando en el Polo Norte se forma una capa superficial de hielo de hasta un metro de espesor (por debajo queda agua a cero grados), en algunos puntos de la Antártida la capa de hielo alcanza los 4 kilómetros. Las temperaturas alcanzan los valores mínimos precisamente en estos lugares












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